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Terapia con frío: desconocida para muchos, pero de gran eficacia

Terapia con frío: desconocida para muchos, pero de gran eficacia

Podríamos pensar que la aplicación de frío con fines terapéuticos es una técnica moderna que se emplea actualmente en centros y clínicas de salud y estética, pero nada más lejos de la realidad. Esta técnica se remonta a la antigüedad (año 1.500 a.c.), cuando los egipcios ya la utilizaban para el tratamiento local de diversos dolores e inflamaciones de las heridas.

Aunque la palabra Crioterapia no es proveniente del antiguo Egipto sino que, su etimología procede de Grecia, donde “crio” significa frío y “Therapeia”  que significa terapia o cura.  Médicos de aquella época popularizaron esta terapia para calmar la hinchazón y asignarle su efecto analgésico. Más tarde, se dio a conocer como un tratamiento eficaz contra la neuralgia y migrañas.

Así, llegamos a nuestros días en los que la aplicación de frío en zonas localizadas posee cualidades beneficiosas para el organismo, teniendo una incidencia decisiva en la fisiología humana. Y es que, las variaciones térmicas tanto de frío como de calor son útiles para distintos tratamientos como veremos a continuación.

La terapia con frío, denominada crioterapia, consiste en producir modificaciones fisiológicas en nuestro organismo como consecuencia de las variaciones de temperatura. La exposición durante un corto lapso de tiempo (unos minutos) a temperaturas bajo cero posee cualidades beneficiosas, y se ha llegado a popularizar entre deportistas de élite y estrellas hollywoodienses.

 

¿Cómo y cuándo aplicar frío?

 

El frío se utiliza, principalmente, para el tratamiento de lesiones que impliquen hinchazón y dolor tipo esguinces, traumatismos, tendinitis… ya que sus propiedades antiinflamatorias y analgésicas son capaces de disminuir el dolor y tratar la lesión producida. Por ejemplo, la artritis puede verse muy aliviada gracias a terapias de calor o frío, al igual que la tendinitis del hombro. También la artrosis de la rodilla puede recibir tratamientos de frío o calor que resulten beneficiosos para esas zonas del cuerpo.
Lo más usual es la utilización de bolsas de gel frío o compresas con una aplicación aproximada de 15 minutos, 3 veces al día.

En el ámbito deportivo la inmersión en agua fría suele utilizarse para recuperar el organismo tras un esfuerzo durante una competición. Generalmente, ayuda a recuperar los músculos y articulaciones del ejercicio intenso. Una cuba o bañera llena de agua fría con hielo relajará el cuerpo y favorecerá la recuperación muscular.

 

Tipos de crioterapia

Dentro de la terapia con frío, existen dos modalidades principales:

  • Crioterapia de cuerpo completo. Es, por así decirlo, la forma más extrema de crioterapia. Consiste en permanecer sumergido de cuerpo entero, salvo la cabeza, en un tanque a -150º, durante dos o tres minutos. Esta modalidad crio terapéutica fue ideada por el médico Toshima Yamauchi en la década de los 70 para tratar con frío la artritis reumatoide.
  • Crioterapia simple. Es el tratamiento consistente en aplicar nitrógeno líquido en determinados tejidos del cuerpo para, por ejemplo, matar tejido canceroso. Es lo que se denomina criocirugía, y es el tratamiento más prestigioso y utilizado de ambos.

 

Propiedades que ejerce el frío sobre nuestro cuerpo

 

La aplicación de frío ejerce diversos efectos de eficacia probada sobre nuestro organismo:

  • Hemodinámicos. Al constreñir los vasos sanguíneos de los tejidos musculares y reducir por tanto el torrente sanguíneo, la crioterapia retarda la aparición de hematomas. Entre 10 minutos y cuarto de hora de exposición a una temperatura inferior a 10ºC, ya es suficiente para que se produzca un ciclo de vasoconstricción-vasodilatación: lo que es propiamente el efecto hemodinámico, que actúa a través del Sistema Nervioso Vegetativo (precisamente el que regula los impulsos reflejos, involuntarios o inconscientes).
  • Neuromusculares. Adensa la sangre, haciéndola más viscosa. Ello reduce la actividad metabólica y la de conducción de las ramificaciones nerviosas: el resultado inmediato es la disminución del dolor, que se alivia gracias a ese aplacamiento nervioso.
  • Analgésicos y antiinflamatorios. Al disminuirse sensiblemente la actividad metabólica, se incrementa la producción de las llamadas sustancias vasoactivas (angiotensina 2, adrenalina, noradrenalina, vasopresina, fenilefrina, prostaciclina, óxido nítrico y PGF2). Son las moléculas que efectúan la vasodilatación y vasoconstricción. Esto conlleva la reducción de la respuesta inflamatoria, con lo que reduce las inflamaciones y edemas, y por supuesto alivia los dolores.

Sin embargo, el frío no es la panacea absoluta para las lesiones ni puede emplearse de manera automática, sin tener en cuenta algunas precauciones imprescindibles:

  • No aplicar el frío sobre quemaduras ni heridas abiertas, ya que ello puede producir efectos muy negativos.
  • No aplicar tampoco las bajas temperaturas en zonas donde el nervio sea muy superficial.
  • Hay que tener una gran precaución con los tiempos de congelación, ya que en ningún caso deberán rebasar los quince minutos.

 

Criocirugía: el método más empleado

 

Como ya hemos señalado más arriba, la forma más utilizada de terapia con frío es la de crioterapia simple, consistente en la aplicación puntual de nitrógeno líquido en determinadas zonas del cuerpo. El objetivo es criogenizar los tejidos, para matar los tejidos enfermos transformando el agua de las células en hielo. Se emplean varias técnicas: aplicador, spray, o contacto directo con punta cerrada.

Se utiliza para lesiones benignas, como verrugas o queratosis seborreicas (tumor no canceroso de la piel), pero también malignas, como queratosis actínicas (parches de la piel producidos por la prolongada exposición solar, de los cuales una minoría pueden degenerar en cáncer de piel) o carcinomas cutáneos no-melanoma (tumores cutáneos malignos diferenciados de los melanomas). La criocirugía es un procedimiento bien tolerado en términos generales, por lo que no suele precisar de anestesia alguna.

La terapia con frío, al igual que otras terapias térmicas –como la terapia con calor, o la de alternar frío con calor, que se emplea para combatir problemas como la artritis- puede ser el remedio adecuado para aliviar el dolor y conseguir una curación lo más rápida y sana posible.

Si has sufrido alguna lesión y necesitas un tratamiento efectivo para recuperar, consúltanos. Te daremos con todo detalle en que consiste esta técnica y cual puede ser su aplicación en tu caso concreto.