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La fisioterapia mejora las capacidades de los mayores afectados por ictus

La fisioterapia mejora las capacidades de los mayores afectados por ictus

La rehabilitación mediante fisioterapia es uno de los tipos de terapia más usados para tratar las secuelas de pacientes que han sufrido un ictus. Su recuperación se centra en ejercicios que les permitan recuperar la movilidad, el equilibrio, la coordinación de movimientos o la fuerza de la musculatura. La finalidad no es otra que ayudar a los pacientes a su recuperación tanto física como emocional y conseguir una mejor autoestima, haciéndole sentir útil e independiente después del ictus.

Por tanto, la fisioterapia promueve el buen estado de salud del paciente y mejorar su calidad de vida. Podemos decir que sirve de apoyo a su capacidad motora, mejora la circulación y dolencias y reporta un gran beneficio a nivel sicológico y social.

Investigadores españoles han demostrado que la fisioterapia mejora la capacidad funcional y el estado neurológico y muscular de personas mayores afectadas por un accidente cerebrovascular o ictus. Los resultados revelan que el tratamiento recibido a través de las unidades móviles de rehabilitación y fisioterapia disminuye su dependencia y aumenta su capacidad funcional un 27%.

Un ictus o accidente cerebrovascular se produce por la obstrucción de una arteria que impide que la sangre llegue correctamente al cerebro, por lo que las células nerviosas se ven afectadas al no recibir el oxígeno suficiente. Esas células, mueren y dejan de funcionar. Los síntomas suelen producirse rápidamente y es importante tenerlos en cuenta para actuar en consecuencia. Serían:

– La pérdida de fuerza o sensibilidad.
– Debilidad en un lado del cuerpo. Cara, brazo y pierna.
– Visión doble, pérdida parcial o total.
– Sensación de vértigo e inestabilidad.
– Alteración repentina del habla y dificultad de comprensión.
– Dolor de cabeza súbito.

 

Beneficios de la fisioterapia para pacientes con ictus

 

Un proceso de rehabilitación adecuado permitirá corregir o reducir las secuelas tras un ictus, tanto a nivel de motricidad, donde se realizan ejercicios para recuperar la pérdida de equilibrio o el simple hecho de volver a caminar y realizar otras actividades de forma autónoma. Actividades de la vida cotidiana como el hecho de asearse, comer o vestirse.

A través de los ejercicios terapéuticos adecuados, el paciente irá ganando fuerza, tono muscular y estabilidad hasta llegar a su máxima capacidad funcional dependiendo de cada caso y el grado de afección que haya sufrido. El proceso será lento, pero se devuelve al paciente la movilidad, independencia y autoestima.

Cada paciente requiere un tratamiento personalizado dependiendo del accidente sufrido y cuando le haya afectado. El fisioterapeuta evaluará su situación al paciente con ictus en función de su edad, entorno familiar, social y capacidades previas, diseñando un plan de trabajo específico.

En definitiva, lo que se intenta conseguir es mejorar la calidad de vida de los pacientes que han sufrido un ictus. La fisioterapia continuada después de la rehabilitación en las primeras fases de la enfermedad, permite al paciente aumentar su bienestar. Como podemos comprobar, la fisioterapia es fundamental para la recuperación de pacientes con ictus.

 

Factores de riesgo de sufrir un ictus

 

Existen varios factores determinantes que pueden provocan un ictus, algunos no se pueden modificar como son la edad o el sexo o hereditarios, pero existen otros que dependen de nosotros mismo como son el sedentarismo, el consumo de tabaco y alcohol, una dieta no salubre, la hipertensión o los niveles altos de colesterol.

Estos factores modificables suponen un alto riesgo de sufrir un ictus y otras enfermedades en general, por lo que modificar nuestros hábitos menos saludables podrían prevenir este y otros problemas de salud.